Cuando tome la decisión de irme a vivir a Barcelona nunca pensé que viviría aventuras peligrosas y trepidantes, la verdad es que siendo profesora de infantil no esperas muchas aventuras en tu vida, por lo que fue algo muy gratificante saber que todo había salido bien.
Me lleve a los niños a una excursión a ver unas cuevas, en total veintidós niños y tres profesoras, podíamos con todo, el problema viene cuando un niño se cree spiderman y le da por trepar a todos lados cual hombre araña. Pues eso, que trepó y trepó hasta que se cayó, ale, una brecha en la cabeza, sangre, lágrimas, llanto, imagináos una mezcla explosiva, porque no sólo lloraba el interesado si no que los demás niños al verlo sangrar se asustaron y todos lloraban al unísono.
Como la excursión no había hecho más que empezar me fui con el niño para urgencias mientras mis compañeras se quedaban con los demás. Lo atendieron de maravilla y le dieron cuatro puntos en la cabecita, a la salida del hospital habían montado una especie de mercadillo en la que se promocionaban diferentes empresas de la zona, había empresas de fontanería y de carpintería, instalador cesped artificial barcelona había decoradores de interiores y exteriores y decenas de stand para ofertar lo que venden. Una buena iniciativa para fomentar las compras en el pequeño comercio nacional.
Regresamos con el grupo a terminar la jornada. El pequeño ya no se separó de mi en todo el día. La verdad es que todos los demás lo pasaron bien, y es que no hay nada mejor que una excursión para que los niños aprendan casi sin enterarse, se quedan con cualquier explicación que les ofreces, aprenden fechas y momentos de la historia con una rapidez increíble y eso está muy bien para la formación de los más pequeños.
Como me quedé con las gamas de ver la feria del comercio esa misma tarde volví para recorrer todas las casetas y poder conocer un poco más la industria de la zona en la que vivo, además me gustó la idea del césped artificial y encargue un buen pedazo para mi patio, así podre disfrutar más de él en mis ratos libres y quien sabe a lo mejor me animo a montar una fiestecilla y así le saco provecho a ese gran patio que esta sin utilizar. Las aventuras a veces terminan bien.